Los sismos son perturbaciones
súbitas en el interior de la tierra que dan origen a vibraciones o movimientos
del suelo; la causa principal y responsable de la mayoría de los sismos
(grandes y pequeños) es la ruptura y fracturamiento de las rocas en las capas
más exteriores de la tierra.
¿Por qué se producen los
sísmos?
Por acumulación de energía que se libera
cuando los materiales del interior de la Tierra se desplazan. Dicha liberación
se corresponde con el terremoto, tras el cual la deformación comienza a
acumularse nuevamente. También pueden ser originados
por
las actividades volcánicas y tectónicas, que se generan principalmente en los
bordes de la placa. Aunque estas son las principales causas, existen otros
muchos factores que pueden originarlos: desprendimientos de rocas en las
laderas de las montañas, el hundimiento de cavernas, variaciones bruscas en la
presión atmosférica por ciclones e incluso la actividad humana.
De una forma sencilla, la corteza terrestre está compuesta por placas que están en constante movimiento e interactuando entre sí. Usualmente, el movimiento no se nota, pero en ocasiones chocan las placas, o se deslizan una contra otra. Este choque o deslizamiento abrupto es el que da origen a los terremotos.
De una forma sencilla, la corteza terrestre está compuesta por placas que están en constante movimiento e interactuando entre sí. Usualmente, el movimiento no se nota, pero en ocasiones chocan las placas, o se deslizan una contra otra. Este choque o deslizamiento abrupto es el que da origen a los terremotos.
Nota: El fenómeno sísmico es similar al hecho de arrojar un objeto a un estanque de agua. En ese caso, la energía liberada por el choque de dicho objeto con la superficie del agua se manifiesta como un frente de ondas, en este caso circular, que se aleja en forma concéntrica del punto donde cayó el objeto.
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